Me parece extraño, por decir lo menos. Me ha hecho dudar. Replantearme. No logro vincularme con mis sentimientos. Me ha dividido. No me ligo a mis resoluciones. Soy otro viviendo mi vida. Estoy viviendo silencioso y expectante una vida que no es mía. Soy el testigo único y sigiloso de un espectáculo rápido e inmisericordioso.
Todo es conocido todo es corriente todo es superfluo todo es asquerosamente relativo todo es lejano todo es lejano todo es tan putamente sensorial. Y no son mis sensaciones. Jamás diría sentimientos. No lo diría. Pero resulta que ya no soy yo y ahora quizás esto sea lo que se me permite, lo que puedo, sentir, así de liso. Una seda repulsívamente empalagosa. La textura de mis sentimientos bordeándome. Me define como algo concreto y aún no me reconoce. Es un hálito a mi alrededor que sólo yo percibo y eso me exalta mezquino, sucio en una manera, que como dije, sólo yo percibiría. Es ridículo y me hace pensar que así lo he querido. Es tan mío que me hacer avergonzar. Es tan tuyo que me hace serlo a mí también y una y otra y otra vez dejo de ser yo. Me difiere en resplandores tintineantes. Me ve (me hace ver) como una luz reflejada en el metal, podría esperarse un fulgor avasallante cuando lo único que parpadéa son mis convicciones.
Me encuentra cuando estuve escondido de todo lo demás. Es omnipresente.
Me hace dormir cuando temo de sus pesadillas, que son suyas por identidad.
Me estremece cuando me insensibilizo.
Me enerva cuando tengo paz.
Me destruye cuando estoy completo.
Me derriba cuando me enarbolo.
Me hace callar cuando me he resuelto.
Me percibe cuando lloro.
Me disuelve cuando me ha hecho sangre.
Me detiene cuando nada podría hacerlo
Me vuelve una mentira cuando me crucifica.
Me encanta de ilusiones cuando ya he muerto.
Empieza en mi pecho o cerca de él
tiembla en mi boca delirando
sucumbe en tus oídos, espero
y quién sabrá decir si va a morir a tu pecho o cerca de él.
Empieza en el aire mientras sonrío sin razón
tiembla en mis manos, en el gesto de distancia
sucumbe en mis ojos y en el agua que los nubla
y quién sabrá decir si terminara en el aire,
que rodeara tu sonrisa, sin más...sin razón.
Empiezo a ser igual a todo lo distinto
tiemblo en el instante antes de quebrarme
sucumbo en la inercia exquisita de dejarme caer
y quién sabrá decir si rearmándolos sería igual
igual a todo lo distinto.
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