Friday, December 1, 2006

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Se los comieron las ratas
los emboscaron bajo el pavimento húmedo
en el subsuelo de la impávida urbe
uno frente a otro a dos metros de distancia
cada uno con el extremo de un hilo casi invisible
que jalaban con firmeza al ver u oir una vícitma caminar
podían entender el brillo en el ojo del cómplice
y se sonreían en este código perverso
y jalaban el hilo de nuevo
tropezando transeuntes al caer la tarde
Los encontraron las ratas y se los comieron
ensimismados en su treta no captaban
primero las zapatillas sin prisa
sólo un par de ratas, por probar
los mordiscos incisivos, y el chirrido esporádico
y no captaban, no captaban
¿Cómo iban a captar?
los pies luego
y ahí se empieza a sangrar, por cierto
los ortejos en cinco momentos
y las otras ratas se acercaron
ya estaba tanteado el terreno
era hora, era tiempo
y comenzó la escalada, pierna arriba y por la espalda
mordiendo, rasgando,
la piel, abriendo; la ropa, harapos
Los niños bajo la calle con sus sonrisas brillantes
tirando sus hilos, tropezando transeuntes
ahogando sus risitas satisfechas, pobres
se disfruta tanto la conclusión de la travesura
sobre el zapato de un alguien tensa la hebra
en acto sucesivo, las miradas y el reir
la mano firme, alguien al suelo
la travesura, la risa se ahoga,
esperar un minuto y después proseguir
las ratas encaramadas
en los hombros, holisqueando las caras
con los ojos también brillantes, rojos
los hocicos retraídos en el oler, dientudo
Viene alguien, ¿Lo oyes?
caminando hacia la trampa
¿Cuánto había ya pasado desde que esto era sólo una idea?
la mirada de los niños
cientos de ojos centellantes, bajos las calles
no se dan cuenta, la complicidad los enajena
cuenta hasta tres y jala con fuerza
Uno
en los hombros, en las caras, en la risa
ratas, innumerables, como una masa, una sola
Dos
las piel rasgada; la ropa, harapos
niños, el hilo en la mano y la mano tan débil
Tres
Las ratas teñidas,
apelmazado el pelaje en la sangre
y cuando el brillo del otro, debía dar concresión
No hubo brillo, no hubo cómplice
No hubo risa. No.
El hilo suavemente se reposa sobre la calle
la cuidad nada advierte, nada recordará
Las ratas una sobre otra,
como un corazón o una raíz
están contentas, satisfechas
la treta se acaba ahí.
El hilo reposa sobre la calle,
la cuidad nada recordará.

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